viernes, 16 de julio de 2010

USO Y MANEJO DEL LENGUAJE HUMANO

1.3. El lenguaje en el proceso de hominización: Lenguaje y significación.


Explicación

El lenguaje es importante para todos los seres humanos. Tal es así que se utilizan las experiencias que hemos heredado de nuestros antepasados, lo que aprendemos y aplicamos cotidiana, Desde la elaboración de escritos que ahora los modificamos con mayor facilidad con el manejo de la computadora, en ellos plasmamos nuevas interpretaciones de lo que significa el lenguaje o lo que se nos vaya ocurriendo.
Son varias las causas que nos han permitido desarrollar nuevos lenguajes. Los que van al parejo de la infinidad de transformaciones que les hemos aplicado a los objetos, medios y canales de comunicación. El propio conocimiento viene a enriquecer al lenguaje que empleamos para resolver gran parte de nuestras dudas.
Ya hemos explicado al lenguaje y lo seguimos considerando como cualquier sistema de comunicación que utilizamos los seres vivos, mediante símbolos convencionales, que surgen del propio pensamiento, que se despliegan en la esfera de la lógica, de la conciencia en un amplio proceso de operaciones competitivas que se complementan y, a la vez son contrarios.
Para comprender la importancia del lenguaje en la comunicación, por una parte, tenemos que evaluar nuestra actitud cotidiana y entender el papel que juegan los distintos medios que trasladan, registran, almacenan, reproducen, amplifican y nos presentan, a través del tiempo y el espacio, los lenguajes en forma oral, escrita, mímica, pictográfica, filmada, auditiva, y por la otra, reconocer el papel que está jugando el ser humano, si tiene sentimientos, fantasías, frustraciones, sueños y razonamientos semejantes a los de otros, con quienes deseamos compartir nuevas experiencias.
El lenguaje tiene su nacimiento dentro de un marco histórico, social y biológico, es decir, así como se desarrolla el cerebro, también se desarrolla la capacidad simbólica, y aunque no se conozca el lenguaje vocal, por ejemplo, en los sordomudos, pero existe la capacidad intelectual. Aunque consideremos que no se desarrollará a plenitud como los que tenemos todos los sentidos, sí hay condiciones que determinan su uso y racionalidad, con ello podemos comprobar a los procesos sociales y biológicos antes mencionados.
El pensamiento, como productor de conocimientos, nos ha permitido establecer límites de racionalidad y lo utilizamos para abrir nuevas concepciones de realidad. Desde ir de las partes al todo, de dudar o creer en algo, en deslindar o conjugar posiciones.
El lenguaje humano es cotidianamente comparado con el lenguaje de otros seres vivos, desde las células y las plantas hasta llegar a los animales más evolucionados. Nos fijamos en la capacidad visual del águila, en el olfato del perro, en la audacia del felino y en la inteligencia del delfín. Confrontamos nuestra existencia a partir de la sobrevivencia que tenemos, de las guerras entre especies o de una misma. Hay autores que nos hablan de las conductas que asumen las colonias de abejas, así como del enfrentamiento entre las aves de un mismo género.
Cada uno de nosotros nos enfrentamos cotidianamente al manejo del lenguaje, desde que despertamos hasta que el último sonido del día se apaga, desde la noticia más desagradable hasta lo que nos ambienta el día. Recordamos que la lectura de una novela nos llena de información. Que el diario impreso que recibimos por suscripción nos entera de los detalles del acontecer que nos adelantó brevemente el locutor que habíamos escuchado. Si tenemos curiosidad por algunas noticias que registraron los diarios nacionales o internacionales y nos conectamos a Internet; comenzamos a navegar, cuando requerimos entrar a una red y acumulamos más datos, llegamos a la conclusión de que nos podemos pasar días y meses en esta dinámica de atender distintos mensajes y medios de comunicación. Pero no todos los seres humanos aceptan las mismas conductas sociales. Para algunos las actividades pueden ser manuales, para otros vivir del trabajo de los demás. Algunos más estarán marginados de la información y de la producción económica. Son distintas condiciones en las que nos desenvolvemos y, por tanto, diferentes significados los que nos representan los acontecimientos.
Lo que deseo demostrar es que hay cotidianamente un torrente de palabras que recibimos como individuos. Que son palabras que conforman el medio social que respiramos. Que contribuyen a enriquecer nuestros conocimientos, que cuando empleamos la experiencia de los demás, nos estamos haciendo un juicio, noción o idea de lo que nos representan los otros.

Como seres humanos peleamos hasta porque interpretaron de distinta manera las palabras que utilizamos. Nos peleamos por acumular un poder político, social o económico. Nos asesinamos por poseer algunos papeles que se llaman billetes, por obtener algunas condecoraciones, o reconocimientos a nuestro trabajo, de nuestro estudio formal. Es decir, que muchas de nuestras acciones las determinamos por las representaciones, por lo que en otros términos decimos que son procesos simbólicos.
¿Cuántas veces adquirimos o nos sentimos presos de una enfermedad nada más porque se la escuchamos a alguien y creemos tener los mismos síntomas del otro? En algunas ocasiones, cuando saludamos, lo que más nos puede interesar no es el bienestar del otro, sino lo bien o mal que deseamos estar con el grupo social al que pertenecemos. Las palabras, en muchas ocasiones no significan lo que nos marca el diccionario, sino lo que nosotros representamos en la mente. En otros términos, tenemos la libertad para crear o apropiarnos del sentido de los signos y podemos crear los que nos plazca. Con las palabras que pensamos nos podemos sugestionar de una enfermedad o aliviarnos de otra. Con palabras evocamos acciones que deseamos que se den.
Con las palabras, podemos viajar por distintas partes del mundo, por medio del libro que estamos leyendo. Con las imágenes visuales de la pantalla de televisión podemos conocer los sitios más apartados de la tierra o lo más interno de nuestro cuerpo.


Debe quedar claro que la palabra no es el objeto, pero que en ocasiones los actos que realizamos queremos que los demás los consideren como parte del reconocimiento que buscamos.
El lenguaje, como parte fundamental de la existencia de los seres que habitamos la Tierra, es la forma más desarrollada y compleja que utilizamos en forma simbolizada. Pueden ser los ruidos los que nos signifiquen algo, desde un llamado de atención hasta un piropo. Con lo que simbolizamos con los sonidos de nuestra voz, que se genera en nuestros pulmones, garganta, lengua, dientes y labios, producimos un efecto en otro ser con sistemas de percepción semejante al nuestro y que simbolizará dichos sonidos, aunque no siempre significará lo que deseamos decir con las palabras. Por ejemplo, podemos decir que tenemos hambre, aun cuando acabamos de comer, que tenemos sed de amar, cuando sólo queremos convencer al otro de su compañía o de nuestras buenas intenciones.
Debemos ser claros al afirmar que no hay una relación necesaria entre el símbolo y lo simbolizado. Tal es así que las apariencias engañan de acuerdo al contexto social donde decimos las cosas. Los símbolos, a través de objetos cuando nos los colgamos, vestimos, calzamos o los presentamos con tarjetas de crédito, no siempre simbolizan lo que queremos lograr en el destinatario. Tal es así que las tarjetas de crédito no son significativas de que tenemos un alto nivel de ingresos económicos, sino que tenemos necesidad de usar el “dinero plástico” como un instrumento social para salir adelante de nuestras urgencias económicas o vanidades. Son parte del momento social y económico que estamos viviendo.
Nos relacionamos de modo diferente con hechos de la misma realidad. Damos distinto significado a las palabras y hechos que hacemos o decimos. Es determinante el tiempo en que uno afirma algo y que después lo tenemos que cambiar porque ya no lo consideramos igual.
¿Qué símbolos claves, imágenes deseamos utilizar cotidianamente? La primera respuesta es que comenzamos a utilizar pictogramas e ideogramas, después signos que se transforman o reducen a letras, que forman palabras, es decir, la escritura.
La idea de escribir las palabras auditivas que emitimos fue sin duda alguna un hecho maravilloso que inventó el ser humano. Antes, quizás se le ocurrió simplemente dibujar aquello que quería decir. Así surgieron los ideogramas, cuando deseaban expresar lo que ellos entendían por casa, mesa, árbol, sin necesidad de transportarlo, sino sencillamente con dibujarlo. Es a través del tiempo que esos dibujos se fueron simplificando, hasta llegar a ser irreconocibles de sus primeros orígenes. Los ideogramas se van transformando y no conservan su nombre original pero los conocemos como letras. Las letras o palabras escritas han tenido distintas simbolizaciones y representaciones, dependiendo de la cultura que los generó, son en nuestros días estudiados por los arqueólogos, antropólogos, lingüistas, tal es el caso de la cultura maya, donde hoy en día se dificulta su lectura.
Resulta difícil comprender cuál es el origen de las palabras que se derivan de los ideogramas, también de la interpretación de nuestras emociones y sentimientos, como es el caso de la pureza, la sabiduría, el saber, la moral, el amor, etcétera. Donde parece que dichas emociones las queremos representar con objetos de la propia experiencia humana: palomas, flechas, búhos, árboles, frutos, etcétera.
El uso de signos o letras no son los únicos códigos que utilizamos los seres humanos, sino que con las computadoras estamos entrando a nuevas dimensiones en el uso de nuestros movimientos corporales, al dejar de usar códigos analógicos y entrar a la era de los códigos digitales.
Las modificaciones que están teniendo nuestros signos o códigos en las últimas décadas van a crear nuevas revoluciones de intercambio de lenguajes. En estos momentos todos estamos viviendo en forma acelerada esas modificaciones. Quienes no se asimilen a ellas se verán como hoy en día se muestran los que no saben leer material impreso o quienes no “leen” imágenes y sonidos de la televisión o la radio.
Reiteramos que el lenguaje es el principal elemento de las relaciones que se dan entre todos los organismos vivientes, podemos encontrarlo de todas las formas, pero en sí, de todo lo que nos significa algo. En el seno de la sociedad es donde se formó el lenguaje. Existió un lenguaje el día mismo en que los hombres sintieron necesidad de comunicarse entre sí. El lenguaje resulta del contacto de muchos seres que poseen órganos de los sentidos y utilizan para sus relaciones los medios que la naturaleza pone a su disposición: el gesto, la falta de palabra o la mirada. Cualquiera que fuese la raza a que pertenecieran, y hecha abstracción de las disposiciones hereditarias que pudieran poseer, no cabe duda de que ellos crearían espontáneamente un lenguaje, y que éste no sería el frigio. La necesidad pondría, fatalmente, al órgano en acción. Así es como debieron pasar las cosas en su origen.


PRACTICA
De los siguientes videos tendrás que relacionarlos con las explicaciones que se te acaba de exhibir en la parte de arriba. Coinsidera cuáles son los conceptos principales que empleamos en el uso, manejo y evolución de nuestro lenguaje. Si la invensión, uso y el empleo surgió de necesidades o de acciones naturales.
Puedes seleccionar y emplear otros materiales para apoyarte en la construcción de tus argumentos.
Estas son las direcciones de los videos propuestos:







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